El bouzouki es un instrumento muy popular en la música tradicional de Grecia. Con su nombre derivado de la palabra turca buzuk, no ha sufrido grandes cambios a lo largo de los siglos. En el siglo pasado, por ser común entre las clases bajas, fue perseguido por su supuesta vinculación con la vida delictiva.
La música tradicional relacionada con este instrumento - la rebetika - estuvo, de hecho, durante mucho tiempo ligada al mundo carcelario, como resultado de la adaptación de la música rural, generalmente llamada demotiki, a las condiciones de la población urbana procedente del campo y buscando trabajo en la ciudad. Aunque el bouzouki se ha convertido en el instrumento más característico de la rebetika (aunque de la gran familia balcánica de las tambouras), lo cierto es que el baglama elemental, que todavía hoy se relaciona con el bouzouki como la viola con la guitarra en el fado, es el resultado de la invención de un instrumento que acompañaba los cantos de los presos, pero que tenía una sencillez y dimensiones que permitían construirlo y ocultarlo en las cárceles donde estaban prohibidos.
Hoy en día se dice que tocar bouzuki y poder sacar del instrumento “el espejo de nuestra alma” es un privilegio que solo unos pocos pueden lograr. Originalmente, el bouzouki tenía 3 cuerdas dobles con la afinación más común DAD (D-A-D) (también se podían usar otras afinaciones como E-A-Mi y C-G-S-D). Hoy en día puedes encontrar bouzukis de 4 cuerdas dobles con afinación CFAD (C-F-A-Ré), lo que permite fusionar gran parte de la técnica guitarrística con la técnica tradicional de generaciones. El bouzouki de 4 cuerdas es una evolución muy reciente, de mediados del siglo XX. XX, y los músicos más adeptos al rebétiko tienden a rechazarlo, prefiriendo el de 3 cuerdas, que se adapta mejor a la música modal tradicional.